Marcel Lebrun, un empresario canadiense y exitoso fundador de una empresa de monitoreo de medios en Fredericton, Nuevo Brunswick, emprendió un proyecto visionario para abordar el flagrante problema de las personas sin hogar en su comunidad. Después de vender su empresa por ocho cifras, destinó una parte sustancial de sus ganancias a combatir la falta de vivienda en su zona. Para 2023, los datos del Consejo de Desarrollo Humano revelaron un aumento del 25 por ciento en el número de personas sin hogar en Nuevo Brunswick, lo que llevó a Lebrun a tomar medidas.
El proyecto humanitario del millonario invirtió 4 millones de dólares para construir 99 minicasas para personas necesitadas. Las subvenciones y el apoyo de los gobiernos provincial y nacional ayudaron a aumentar la financiación a 12 millones de dólares para ampliar el proyecto, llamado « 1 2 Voisins ». Esta innovadora iniciativa tiene como objetivo crear una comunidad cerrada con 99 viviendas y un centro empresarial, proporcionando una solución de vivienda segura y estable y al mismo tiempo creando oportunidades de empleo para los residentes de la zona.
Estas pequeñas casas no son sólo refugios; están diseñados para ser espacios habitables completamente amueblados con cocina, sala de estar, dormitorio, baño completo e incluso sistemas de paneles solares en el tejado. Lebrun, que se considera un constructor comunitario, instaló una fábrica para ensamblar las casas utilizando técnicas de fabricación avanzadas, produciendo en promedio una casa pequeña cada cuatro días hábiles.
Además de crear viviendas, el proyecto pretende inculcar un sentido de responsabilidad y estabilidad a los residentes ofreciéndoles la oportunidad de convertirse en propietarios de su propia propiedad. Esto no sólo ayuda a empoderar a quienes se han quedado sin hogar, sino que también genera cohesión dentro de la comunidad. A través del centro empresarial, que incluye una cafetería y una imprenta de seda, administrada por los propios residentes, el proyecto también estimula la creación de empleo y fomenta la interacción entre los residentes y la comunidad en general.
A pesar de sus loables intenciones, el proyecto ha suscitado críticas. Algunos creen que en lugar de reunir a las personas sin hogar, sería mejor reintegrarlas directamente a la sociedad. Lebrun, consciente de los desafíos, ha tomado medidas de seguridad como entradas cerradas y sistemas de vigilancia de alta calidad para garantizar la seguridad de los residentes. El objetivo final es hacer de 12 Voisins una comunidad autosuficiente, que atraiga visitantes y marque una diferencia real en las vidas de quienes aspiran a una vida mejor. Este proyecto demuestra de manera impresionante cómo el éxito personal se puede utilizar para transformar vidas y comunidades, con la esperanza de inspirar a otros a contribuir a la sociedad de la misma manera.